lunes, 21 de diciembre de 2020

Crítica literaria: Yumi y su banda, J. Olloqui

Yumi toca la batería en un grupo de rock, convencida de que de mayor será rica y famosa



Espontaneidad, frescura, y, como no podía ser menos, desparpajo, es lo que nos ofrece J. Olloqui en Yumi y su banda, su primera incursión en la literatura infantil y su tercera novela tras ¡Malditos terrícolas! y Betamax, una comedia con superpoderes.


la segunda de tres hermanos con los que siempre hay un motivo para discutir


El punto de partida nos lleva, está claro, a Móstoles: Yumi es una niña de diez años y toca la batería en un grupo de rock, convencida de que de mayor será rica y famosa. Es la segunda de tres hermanos con los que siempre hay un motivo para discutir y se ha decidido por la batería aconsejada por la psicóloga del colegio, ya que le sobra energía.



Cada capítulo de las 182 páginas que forman la novela está formado por aventuras, anécdotas, batallitas, siempre desde el punto de vista de Yumi, que es la protagonista absoluta y narradora, que de tú a tú nos cuenta desde su perspectiva sus vivencias de niña del extrarradio, de familia de clase media, todo verdad verdadera...

Vista así, Yumi y su banda es una Historia de historias, y uno casi se imagina a Olloqui mezclando recuerdos de infancia, anécdotas de amigos y fabulaciones. Mi pasaje favorito es aquel en el que Yumi y su hermano pequeño Tetete deciden arreglar las gafas de su madre porque creen haberle roto un cristal jugando. Que cada cual elija su momento favorito; hay donde elegir...

Y ahí encuentro el principal mérito de la novela, la facilidad de Olloqui para conectar con un registro infantil, su forma de captar su voz, su manera de discurrir, llena de digresiones y retruécanos. Está tan conseguida la voz narrativa de Yumi que a las pocas páginas, nos olvidamos del autor y solo escuchamos a una niña de diez años con sus interminables vueltas de tuerca...

Permítanme un consejo: si se quieren divertir, lean la encantadora Yumi y su banda. Porque además aburrirse está feo y lo prohíbe la Constitución española, seguro que sí. Por si fuera poco, acompañan a estas páginas ilustraciones en alucinante blanco y negro realizadas por el propio Olloqui, sencillas pero efectivas y muy expresivas.

La solapa del libro nos avisa de que si te gustó Manolito Gafotas, Diario de Greg, los comics y la música, Yumi y su banda te gustará. Al fin y al cabo es una novela para niños con criterio y para adultos que se niegan a hacer algo tan absurdo como crecer del todo.

Drakul, 2020

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David G. Panadero

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